martes, 13 de enero de 2009

En pijama

He salido de trabajar media hora antes. No había nada que hacer. Esa media horita me ha servido para recoger mis fotos para el DNI antes de que cerrara la tienda. He comprado el pan y he subido a casa con copos de nieve sobre la capucha de mi sudadera. He subido ya con la única intención de llegar, ponerme el pijama y estar en casa toda la tarde. Y así lo he hecho. No ha habido nada ahi fuera que me hiciera salir a la calle, ni siquiera mi clase de inglés a la que he pasado olímpicamente de ir. Una tarde en pijama completamente ociosa. Me han acompañado a los altavoces Andrés Suarez, Antonio de pinto y Otis redding mientras hablaba con amigos por el messenger y actualizaba el resto de espacios que ocupo en la red infinita. Tal como éste.
He disfrutado de cada segundo que la felicidad de estar en pijama me ha dado.

jueves, 8 de enero de 2009

Los restos del naufragio

Hoy empecé a trabajar despues de 8 días de vacaciones. Vacaciones en las que, por cierto, he pillado un fin de semana y 2 festivos y además he estado malo. Eso es lo que comunmente se denomina encima de cornudo apaleao. He vuelto y me esperaba un marrón curioso. Mis jefas en plena crisis, decidieron abrir otro negocio. Negocio que en 3 meses se ha ido a pique. Y a mí me ha tocado recoger los restos del naufragio, como no podía ser de otra manera. Restos en formas de neveras y regalos de todo tipo. El negocio era un minimarket. Ha sido un tanto desolador vaciar el local porque debo admitir que el sitio había quedado muy bonito y con mucho gusto. Pero la gente decidió no ir. Cunde el pánico entre los de abajo, quizá demasiado.
Yo mientras, comienzo a ver el final de mi etapa laboral como repartidor y chico para todo. 4 años son más que suficientes y me merezco un descanso. Creo que por mucho que sople el viento, esta vez seré yo quien abandone el barco antes de que naufrague.