martes, 23 de diciembre de 2008

19 de diciembre

El día empezó como cualquier otro viernes. Me levanté temprano para ir a trabajar, tal vez un poco resacoso por las cervezas que compartí la noche anterior con los compañeros de inglés por aquello de despedirnos hasta el año que viene y todo eso. Curré muy poquito y mi cabeza estaba en otra parte, claro. A las 14.00 como siempre me fui a casa y apenas tuve tiempo para nada porque a las 5 ya me vi tomando el primer cercanías que me llevaría a la estación de Atocha. Durante el recorrido muy serio, nervioso, con mil cosas en la cabeza, callado, mirando la velocidad del paisaje.
De repente un mensaje me asalta en el movil. Alguien a quien tan solo conozco através de internet desde hace 6 años, está en el mismo vagón. Ella arriba y yo abajo. Nos encontramos en la puerta del vagón y charlamos durante apenas 2 paradas. La magia volvió para darme un toque de atención y devolverme la sonrisa que había perdido durante la tarde. Se bajó en el Pozo, 6 años amparados tras la red y 10 minutos de bis a bis. Me gustan las personas que miran a los ojos tal y como me miró ella. La volveré a ver? espero que si.
Atocha. Mi guitarra nueva se mueve torpe entre la multitud y la estrechez de la escalera mecánica. Llego un cuarto de hora tarde al Barcelona8. Llego un cuarto de hora tarde a mi primera prueba de sonido. No pasa nada, Jorge llega 40 minutos tarde jeje. Y mientras le espero, me dan una de las peores noticias. Gelín se estampa contra unas balizas en la autopista y no llega. Otra de las personas imprescindibles para mí, y no va a venir. Tristeza.
Entramos y el suelo y el escenario me muestran que la noche anterior fue bastante movida. Mientras preparamos el escenario vienen los primeros invitados de la fiesta concertada en el local antes de mi concierto. Hago la prueba de sonido delante de ellos. Me siento francamente bien, desaparecen por completo los nervios y me siento el mejor allí arriba. No dispongo de tiempo ni para tomar una cerveza y charlar un rato de las espectativas para la noche. Vuelvo a mi casa, cojo el coche y me voy a barajas donde ya me está esperando aquella sin la que no podría concebir una noche así, sin tenerla a mí lado. Casi tan importante para mí como mi propia guitarra. Me pierdo en el trayecto aeropueto-torrejon, aquel que tantas veces he recorrido ya. No hay tiempo. -¿corbata blanca?- me gusta. Metro Sol, salida carretas. Giramos al a izquierda por la calle Cadiz y encontramos a Campu y sus acompañantes. Giramos a la derecha, calle Barcelona. En la puerta del pub, junto a un cubo de basura y bebiendo una litrona, me esperan impacientes mis amigos de la universidad. Antes de llegar a ellos veo a Sara, Luisin, Mar y empiezo a darme cuenta de que puede ser enorme lo que suceda allí dentro. Ibane se muere de hambre y se marcha con Luisín a cenar y yo me meto dentro, a ver que pasa. Y dentro la locura, medio foro, mis amigos de toda la vida, los de la fiesta que no terminan de marcharse y vuelven los nervios a hacerse fuertes en mi pecho. Salgo a tomar aire y me topo de frente con mi manager que me ofrece un trocito de pizza frio. Fue lo único que cené. Bajo y me encuentro a mi madre y a Miguel, sigo bajando y me encuentro con mi hermana. Histérica pensando que llegaba tarde. Me habla y yo tengo la mirada perdida. No estoy para nadie, ni siquiera para mí mismo. Por un momento pienso que se me va de las manos, pero se que no es así, se que estoy preparado. Me acerco al bar donde están Ibane y Luisín para saber como está mi vasquita, para saber como se encuentra y enseguida tengo que marcharme de allí también para volver a coger algo de aire y respirar. De nuevo al Barcelona de donde ya no saldría hasta bien entrada la madrugada.
El concierto se retrasó mucho más de lo esperado y la gente estaba cada vez más impaciente y más borracha. Y yo más nervioso, con una botellita de agua en la mano solamente. Pero todo llega y quitaron la música para abrir el microfono que durante casi 2 horas (hay quien dice que mas) fue mío. Sobre el escenario mil sensaciones que no contaré aquí por no excederme más de lo que ya lo estoy haciendo. Supongo que estas autenticas parrafadas compensan en cierta manera la poca frecuencia con la que me vengo acercando por este lugar para contarles sobre mi vida y mis quehaceres. A partir de la 2ª canción ya no me queria bajar de allí pero claro, al final tuve que hacerlo. Pero abajo me esperaba la mejor recompensa. Los abrazos, los besos, las sonrisas, los comentarios, las felicitaciones, las gracias por venir, la risa, las fotos, las copas, más canciones, la fiesta...la celebración al fin y al cabo. Ojalá no hubiera terminado nunca aunque entiendo que es necesario que termine para que empiece otra vez y vuelva a sentir de nuevo el huracán de sentimientos que sentí aquella noche.
Que no desprendan nunca la musica de sus vidas amig@s.

1 miradas:

Wilddevil dijo...

qe guapo tio,me gusta lo qe escribes